La Cantina

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1814

Por fono se citaron, y fueron los tres, Homero, Julián y vos Cátulo a la cantina de Boedo e Inclán.

Una picada no venía mal, cheno del viernes y empezar a disfrutar. Homero de ahí nomás, Garay y Pasaje Danel. Julián de Chiclana, arrabal y vos Cátulo de Boedo tirando para San Juan, un poco más allá.

Y estaba el acordeón, inmigrante llorando su amor y la pareja en busca de la reconciliación, matizado por alegres muchachos, en busca de la vida que derrama el bodegón.

Con el codo en la mesa mugrienta/y la vista clavada en el suelo,/piensa el tano Domingo Polenta/en el drama de su inmigración./Y en la sucia cantina que canta
la nostalgia del viejo paese/desafina su ronca garganta/ya curtida de vino carlón.
E La Violeta la va, la va, la va;…” (“La Violeta” Tango 1930 Música: Cátulo Castillo Letra: Nicolás Olivari )

Nostalgia hecho hombre el italiano meta yugar, etiquetado por los muchachos del lugar. Unos apuntan criollas, otros a la ragazza lejana, todos bautizados con la esperanza momentánea que genera el alcohol. Y se engrupen en rueda de futuros curdas, de minas que están pero no volverán. Muchachas que existieron en imágenes prestadas creadas por el alcohol.

El farol de una cantina,…/Don Giovanni está llorando/con la voz del acordeón …
y repite que mañana/volverá su ragazzina,/mariposa mentirosa/remontada sobre el mar./¡Domani! …/Volverá mañana,/ -¡mañana!-/la mentira del alcohol.
….
y los ecos que lo aturden,/el alcohol que la asesina/cuando grita que su pobre
ragazzina volverá. (“Domani Tango Música-Letra: Cátulo Castillo)

El mismo escenario, esta vez la osamenta del Riachuelo, hombres que sufren mal de amores, alcohol, quizás, para mentir la ausencia de la ragazza que es excusa tan solo para vivir. Actores con diferentes nombres y lugares pero con el mismo rol protagónico, llámese Doménico o Giovanni, acogidos por el sitio más acogedor, la cantina, refugio gringo para el consuelo de lo que fue y que la bebida los acerca a lo que puede ser y el acordeón para amenizar.

“…La cantina/llora siempre que te evoca/cuando toca, piano, piano,/su acordeón el italiano…/De mi mano/que te llama silenciosa,/mariposa que al volar,/me dejó sobre la boca, ¡sí!/su salado gusto a mar./Se ha dormido entre jarcias la luna,/llora un tango su verso tristón,/y entre un poco de viento y espuma/llega el eco fatal de tu voz./Tarantela del barco italiano/la cantina se ha puesto feliz,/pero siento que llora lejano/tu recuerdo vestido de gris…” (“La CantinaTango Música: Anibal Troilo. Letra: Cátulo Castillo )

Y aquel fondín donde lloraba el tano su rubio amor lejano que mojaba con bon vin” (Tinta Roja”. Tango. Música. Sebastián Piana- Letra. Cátulo Castillo)

Y aparezco yo, permiso y me meto en el chamuyo de tristeza y nostalgia,

– ¿qué te parece Cátulo si me mando con la cantina de la esperanza? ¿te jode?

– para nada, mandate nomás

En la cantina no todo es tristeza y añoranza/Hay también otros hombres,/Con la esperanza de vivir y crecer/Y la alegre tarantela los ayuda a creer /Es en la criolla que espera/Al hombre que la haga feliz./Mientras, en medio del humo/un poeta escribe versos para dejar de sufrir/Por fono se citaron,/y fueron los tres, /Homero, Julián y vos Cátulo/a la cantina de Boedo e Inclán./Una picada no venía mal,/cheno del viernes y empezar a disfrutar./Homero de ahí nomás, Garay y Pasaje Danel. /Julián de Chiclana, arrabal./y vos Cátulo de Boedo tirando para San Juan, un poco más allá. (La Cantina de la esperanza. Tango. Letra. RAL)

– y, Cátulo

– podía estar mejor

– pucha, siempre tan riguroso